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martes, 5 de abril de 2011

COMPRAR ALPARGATAS.


ALPARGATAS

Ahora se llaman zapatillas de deporte, pero la definición originaria es alpargatas (calzado con suela de esparto, cáñano o goma), el sábado me mandó la parienta a comprarme unas: Llégate a la tienda de fulanico, las tiene  mu baraticas, esas que tienes están costrosas; tan amable como siempre, aprovechando para meter calzo.
Lo de ir de tiendas es un suplicio para mi, probarme cosas no me divierte y eso de sacar los quesos en una tienda y que alguien te diga que tienes el empeine gordo, me cabrea. Pero como tú has ido voluntario tienes que joderte y aguantar el tirón, en mi caso, es más bien al revés, usease por  mi quinta. Había un ciento de zapatillas en los expositores, una música ambiental leñera, imagino que para elevar el espíritu del comprador, daban ganas de  hacer un mate en el mostrador. Un amable dependiente me preguntó lo que quería; unas alpargatas, aquí no tenemos de eso ¿Cómo que no? ¿Y todas esas?, esas son zapatillas de deporte. Tampoco era plan de explicarle al tío que eran la misma cosa, haciendo un esfuerzo, le di la razón: Eso, unas zapatillas ¿Para que las quiere?, coño para los pies ¿para que son unas zapatillas?   El muchacho hizo un esfuerzo docente y me explicó que dependiendo de la actividad deportiva, se fabricaban zapatillas. Si usted quiere correr todas estas son las apropiadas, si lo que quiere es jugar fútbol sala estas, baloncesto aquellas, andar estas otras y así una tira de actividades, a cada cosa su zapatilla, había zapatillas para todo. De modo que si vas por la calle, con unas alpargatas de andar y pasa un balón ni se te ocurra darle un puntapié pues puedes acabar en  ambulatorio; o si se te viene encima un coche y tus zapatillas no son de correr, solo te queda  cerrar los ojos, mientras llamas a urgencias, para que te vayan haciendo sitio. Comprar alpargatas se estaba convirtiendo en un problema, el vendedor, impaciente, miraba por encima de mi hombro, sin saber qué hacer conmigo; la cabeza me echaba humo pensando en qué iba a utilizar  las dichosas zapatillas: Montar en la bici de spining, andar los sábados un rato y algún día iría con mis hijos a echar un rato de fútbol sala. Según mis cuentas me hacían falta tres pares de zapatillas, como mínimo, no iban  resultar tan baraticas como dijo mi mujer; a ver quien es el listo que se lo explica: Mira he comprado tres pares unas para el spining, otras para correr a medio gas y otras para el fútbol de los niños. Parece que lo estoy viendo: Tu eres tonto, hacen contigo lo que quieren, ¡¡anda¡¡  ve a devolver estas y estas. Vuelvo a la realidad para señalar a voleo unas zapatillas, ¡Esas¡ digo señalando unas al azar, sobresaltando al aburrido vendedor me pregunta : ¿Qué numero tiene? Un cuarenta y dos; no, es un siete y medio ¿Qué?, Es que el calzado deportivo se mide de otra manera, ¡ah¡ pues un siete y medio y me planto. El tío se fue  por las alpargatas a la trastienda, me las probé, me sobraban dos dedos le quitó medio punto, dándome un siete, por fin tenia mis zapatillas, mientras el muchacho me cobraba me intentó explicar para que servia las zapatillas, lo corté en seco: ¡Ni se te ocurra decir en voz alta para que son, ¡mis pies tiene el oído muy fino¡ son  zapatillas y basta.
Naturalmente mi mujer me ha dicho que soy un cebolla ¿para qué quieres tú esas zapatillas? ; No pude evitarlo, se me fue la olla:¡¡Para lo que me salga de los…..¡¡¡. Uno también tiene su orgullo, aunque no tenga puta idea de comprar alpargatas. El deporte es sano pero comprar alpargatas es un problema, en mi caso me ha costado el dinero y una semana sin que me hable mi mujer. Siento nostalgia por aquellas  alpargatas de lona, con un modelo tenias para todo, solo había dos colores: Azules o blancas. Con estas más unos zapatos Gorila ya tenías resuelto el problema de los pies y encima te daban una pelotita verde.

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