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martes, 1 de marzo de 2016

DOBLE VIDA

En la Redonda pasa la vida a ritmo de habanera, tranquila, cadenciosa, al son  del café Sol Y Crema. Por el sitio pasan los actores secundarios de la tragicomedia coral que es la vida. Desde el alba hasta por la tarde, los clientes entran y salen, confiándose sus cuitas. Lo mismo se habla de la ruina del Madrid, la salud de fulano, el ultimo finado o de arreglar el país de un plumazo. Como si de una estación de tren se tratara, los viajeros del tiempo se cruzan un tiempo y se separan…hasta mañana. Desde aquí, las cosas se ven con las perspectivas de los que van pasando. El otro días hubo un parroquiano, a propósito de la situación política, proponiendo  si no sería mejor quedarnos así para siempre, total, decía el entendido, casi se estar mejor quieto que no moviéndose. La conversación se enriqueció con los tradicionales golpes de mierda a favor y en contra de la solución. La realidad es que cada vez se acrecientan las distancias entre la vida cotidiana y la política. Los que hablan de pobres, se empeñan en hacer más cantidad de estos para poder  salvarlos y los que hablan de riqueza se la quedan unos pocos. El objetivo de unos y otros es vaciar o llenar las tripas de su mesnada, dejando al resto con un palmo de narices, claro que entre unos y otros, esta la masa social de costaleros, portando en sus espaldas al ocurrente político de turno. La convivencia no parece ser objetivo para ninguno, saliendo la vena cainita por encima de la tapadera del sentido. No sería mala idea intentar otra estrategia de vida más cercana a elevar el nivel de vida mas allá del estomago social. Cuando oigo hablar de miseria yo entiendo que está localizada en las calles de Alepo y cuando oigo hablar de hambre me viene a la cabeza las calles de Haití o las llanuras de Sudan del Sur. Pero nunca en mi tierra, aquí no he visto pasar balas de esquina a esquina, ni he visto señores de la guerra acompañados por niños de diez años, armados con kalasnikov. Pero en los alardes políticos se cargan las tintas sobre la miseria de los habitantes del país porque es gratis, siempre habrá algún cebolla que diga que lo nuestro es peor. Pero la puta realidad es la que es, nuestra trayectoria es mejor, que los que por derecho propio, pueden decir que pasan hambre y calamidades, únicamente porque han tenido la desgracia de nacer quinientos kilómetros más allá de nuestras fronteras. El médico más cercano lo tienes a quinientos metros de tu casa, el colegio de los niños a trescientos, la luz en el interruptor, el agua en el grifo, la comida se derrama de las estanterías del súper y la gasolina en el surtidor etc. Etc.. Todo esto ya lo tienes y no vale nada, porque es algo normal para ti, pero acuérdate de que se lo debes a la suerte, si tuvieras que andar veinte kilómetros para beber la cosa cambiaria. Cada avance, pasado algún tiempo, parece poco, cada esfuerzo se olvida, cada reforma se minusvalora y lo que acaba quedando son bocas abiertas pidiendo más, sin recordar que todo en esta vida es el producto del esfuerzo común y el trabajo de todos, los que tiran y los que no son un lastre. A los políticos solo les debiera ocupar administrar los recursos disponibles, sin hipotecar nuestro futuro, con lo que haya, ni un euro más, los regalos de clases que lo hagan con sus dineros