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domingo, 19 de junio de 2011

UNA DE VIDENTES

El Vidente Relepente

Habla argentina, paternalista y¨enterao¨; ¿Que querés corazón? Pues llamo por lo de mi marido; tranquila el volverá, durante un tiempo el parecerá alejarse, pero él te quiere; ¿Que numero querés? No han pasado ni diez segundos y el tipo se ha hecho cargo de la vida de la incauta. Es muy malo no tener nada que hacer,cuando esto pasa lo mas lógico es sentarse a ver la tele, con tantos canales, siempre hay algo que te ayuda a pasar el rato. Si estas haciendo el tonto con el mando, tarde o temprano pasas por un canal donde estén echando las cartas, acariciando una bola de cristal, moviendo unas piedras, masajeando una pirámide,tirando unos huesos, mirando los posos de té u otras muchísimas maneras de adivinar el futuro,de los cebollinos que llaman al telefono de la esperanza...frustada. No tiene desperdicio, ponen en recuadros pequeñitos las caras de los encargados de adivinar el futuro con su numero de teléfono de pago en la parte inferior,panel de oportunidades, el Corte Inglés de la adivinanza. Todas las religiones tienen sus adeptos y lo de adivinar el futuro es lo mismo, aunque el tío falle mas que las escopetas de caña, ni por esas,los acólitos siguen llamando (facturando): Pelo largo, peinado con raya en medio, bigote fino y perilla de pirata, zarcillos a juego con el picaporte de una casa y las uñas mas largas que el cuñado de Belcebú ,ademas del acento raro, que también viene de serie. Una joya, el marido que ninguna madre, querría para su hija: ¡ Decidme corazón¡¡ Llamaba por lo de ...¡¡No me lo digas¡¡ ¡¡Tu llamás por lo de tu pareja¡¡ ¿Yo? No, yo llamo por la operación de mi madre ¿Pero tu madre tiene pareja? , insiste el tío, ¿ Mi madre? pero si tiene noventa años...¡¡ ¡¡ Que raro porque aquí veo problemas con una pareja¡¡ ¡¡piénsalo bien corazón¡¡ . La tía se ha olvidado de su madre y estruja su cerebelo, buscándole una explicación a la majadería del adivino: ¨Yo tengo una vecina que se ha divorciado hace poco...¨
¡¡ Eso es¡¡ exclama el tío, como si fuera el mismísimo Merlín. Por cojones el futuro tiene que cuadrar con las idioteces que se le ocurran,aunque estés soltera,entera y sin conocer varón, tu tienes problemas de pareja y eso es lo que hay. Adivinar el futuro debe ser un negocio boyante, las horas de emisión son las mismas que las del Tele-tienda. El otro día pasaba yo por el quiosco y oí cómo una mujer compraba una recarga para el teléfono: Hija mía, dame una tarjeta para el móvil, de veinte Euros,ayer estuve hablando con los del Tarot y en un ratillo me gasté cincuenta, todo el saldo que me quedaba. Al marcharse la buena mujer, me comentó la dueña, la lastima que le daba,era viuda con una pensión mínima. A esto se deben de referir los de los brotes verdes, país de trileros y adivinos, con el futuro agarrado a lineas telefónicas de pago, vendedores de esperanzas muertas, la única fuente de empleo que queda, a lo mejor a estos si le dan crédito los bancos. Va a ser eso.

miércoles, 8 de junio de 2011

Lo que llevamos dentro

JARDINES DE PIEDRA
Así se suele denominar al cementerio nacional de Arlington (Virginia), establecido durante la guerra de Secesión en terrenos cercanos a la casa de Robert E. Lee. Veteranos de todas las guerras y personalidades señaladas están enterrados allí: La familia Kennedy, caídos en Iwo Jima, Vietnam, Iraq, Afganistán etc., un memorial dedicado a los astronautas que han fallecido en vuelo, una colina especial acoge los restos de los soldados desconocidos y otra zona con tumbas donde descansan personajes públicos, que fueron y siguen siendo, referente en su país. En Francia existe el Panteón, allí han recibido sepultura personalidades ilustres de todo tiempo y lugar, edificio de estilo neoclásico que realza los valores de nuestro vecino, desde 1790 da asilo a ilustres franceses como Rousseau, Victor Hugo, Zola, Dumas, Jean Moulin, Marie Curie etc. Jardines de piedra donde se siembran los valores de la patria, asilo del dolor y la gloria, historias de entrega, valor y sacrificio, tributo de la patria para con sus hijos predilectos, dignidad para los caídos por su país y los que alumbraron el camino de la convivencia y el progreso, con ese objetivo se crearon los cementerios patrióticos. Todo esto vale para el resto del mundo, menos para España, somos incapaces , por definición de tener un panteón de personas ilustres, no hay huevos. Los muertos, han sido vivos antes (es obvio), por eso ya están avisados de como nos las gastamos, la envidia es el motor de la patria, la gloria no es patrimonio nacional, mas bien parece un signo de debilidad en manos de la gentuza política. Siempre habrá algún cabrón que reescriba la historia, hasta dejar en mal lugar al héroe, así de listos somos nosotros, si el tío no es un mierda, esturreamos un puñado alrededor y ...¡¡a mas tocamos¡¡, imposible que alguien se vaya al otro barrio con dignidad. El que conoce nuestro sistema de vida, toma buena nota. El protagonista de un hecho heroico, trata de quitarse de en medio, buscar un rincón tranquilo, tratando de pasar desapercibido y descansar eternamente, huyendo del insulto constante de las próximas generaciones, esa es la razón de que aquí no tengamos nuestros jardines de piedra. La dignidad en España es un valor a la baja, en cuanto palmas, los que quedan se comen tus huesos, es lo que hay. Un ejemplo: Gonzalo Fernandez de Córdoba, después de diseñar los tercios, la mejor fuerza bélica de su tiempo, conquistar media Europa para Fernando El Católico, tuvo que pasar por la humillación de su destitución, por insidias palaciegas, la excusa del rey fue la contabilidad de la ultima campaña. Murió en Loja, donde permanece enterrado, en el mas absoluto anonimato. La realidad histórica , esto no se suele decir, es que entregó las cuentas al céntimo y además una misiva, donde se despachaba contra la mala baba de un rey desagradecido. La cartita tenia guasa: Por picos, palas y azadones, cien millones de ducados; por limosnas para que frailes y monjas rezasen por los españoles, ciento cincuenta mil ducados; por guantes perfumados para que los soldados no oliesen el hedor de la batalla, doscientos millones de ducados; por reponer las campanas averiadas a causa del continuo repicar a victoria, ciento setenta mil ducados; y, finalmente, por la paciencia de tener que descender a estas pequeñeces del rey a quien he regalado un reino, cien millones de ducados. Lo dicho, aquí no hay jardines de piedra, pero las cajas de muerto vienen equipadas de serie con espejos retrovisores, para ver venir las cornadas de los amigos.