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viernes, 16 de diciembre de 2011

GIMNASIA PARA EL SENTIDO COMUN



Las tardes que me toca entrenamiento del Tren-Proyecto-Hombre, me voy un ratito antes al C.P. Príncipe Felipe, suelo esperar en el campo a los futbolistas, me parece mejor esperarles yo a que ellos me esperen, esta actitud es fruto de la educación que me dieron: Hay que llegar a los sitios con tiempo. En esos minutos de espera, veo un trajín de  madres y padres llevando chiquillos, a las diversas clases que se imparten todas las tardes,  son lo que se han dado en llamar actividades extra escolares,  como si lo otro, lo de la mañana, careciera de esa cualidad, curiosamente las dos actividades se imparten en el mismo sitio. La loable preocupación por dotar a los niños de educación,  provoca que las tareas se multipliquen, creando, muchas veces, crisis nerviosas en los niños y sus progenitores. Es frecuente oír a las madres quejarse  de las carreras que se pegan, llevando a cada uno de sus hijos a actividades lejanas unas de otras. Los padres tratamos de educar los sentidos de nuestros hijos;  existen maravillosas clases de música para educar el oído de los tiernos infantes, los comedores de las escuelas hacen el avío de enseñar cultura alimenticia, con frecuencia son organizadas visitas a exposiciones donde el ojo se nutre de colores y efectos , en fin un montón de actividades encaminadas a  nutrir  los  sentidos del niño, todos menos uno: El sentido común, algo aparentemente secundario, pero que en absoluto lo es. La definición mas sencilla del sentido común es  la de la  facultad que poseen las personas, para juzgar razonablemente las cosas, ni mas ni menos. Lo mismo que los sentidos físicos se cultivan, igualmente se puede hacer con el sentido interno llamado sentido común, cada persona tiene que mantener y ampliar sus dosis de raciocinio, la vida lo irá colocando en situaciones donde únicamente necesitará de la razón, para maniobrar con tino. No existen cursillos de sentido común , cuando nacemos lo tenemos intacto, dispuesto a recibir todos los estímulos posibles, seria ese el momento de ejemplificar los modelos que harán al crío alimentar su capacidad de juzgar razonablemente, dotándolo de referencias y principios a los que aferrarse, cuando llegue el momento de elegir el camino correcto. El bosque de materias y disciplinas varias hace que el raciocinio flote en un mar turbulento de datos, como si los principios y el buen ejemplo fueran materias de estudio, ese error esta haciendo de nuestra sociedad un rebaño,  gente crédula que mira la tele con el labio caído, creyéndose a pies juntillas cualquier gilipollez que se le pase por la cabeza a los guionistas de programas del corazón. La base del sentido común es el ejemplo, una forma de enseñanza más, se  cultiva en el entorno familiar, dentro y fuera de casa, puedes delegar en alguien  para que enseñe ingles  o cualquier materia a tu hijo, pero eres tu quien tiene que enseñar principios a tu hijo, para que este sea un hombre o mujer cabal. Deberás recurrir a lo que te enseñó tu padre para que los siguientes en la cadena, reproduzcan los valores sociales de las generaciones anteriores, ese es el objetivo y esa es la tradición, la  responsabilidad familiar, sin excusas ni pretextos, ahí esta el éxito o el fracaso.