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domingo, 17 de junio de 2012


A VECES VEO DONUTS
 Como el niño del sexto sentido, cuando alguien se pone a régimen la comida prohibida crece a su alrededor, no hay escaparate que mires que no tenga un bollo de crema y no hay amigo que te encuentres que no te invite a comer, dura vida la del que tiene que adelgazar. Todo comienza a finales de invierno, nunca es el mismo día,nuestro reloj biológico da un campanazo, primer aviso de que se aproxima el tiempo de playa . Casi nadie echa cuentas, mayormente porque el aviso suele llegar a final de semana santa y claro las torrijas son las torrijas. El segundo toque llega antes del corpus, acojona pero con lo ricas que están las las morcillas de las Cruces, no hay mas remedio que pedir una prorroga . Pocos días antes de llegar el mes de junio, las luces del cuadro de nuestro reloj biológico parmadean con mensajes de alerta roja. El acojono llega al nivel de histeria cuando el personal saca la ropa de verano, asombrosamente ha encogido en el armario, la camisa aquella que te quedaba entallada, ahora es el pellejo de un morcón, a los pantalones de pinzas se les ven las raspas en las costuras, ¡¡coño¡¡ si es que hasta las rebecas de entretiempo parecen chaquetillas flamencas. Mal día para sacar la ropa, miras el calendario, tiempo de descuento. No queda mas remedio que recurrir a una dieta y asi entrar en la ropa ,no puede ser la del maganto( lo que viene siendo quitarse de tres cosas y ya está) ha de ser una soviética, de esas que te cuelgan la cara, los michelines y los calzones. Para ayudar al desconcierto general la tele saca a un medico diciendo que las dietas milagro no existen, el tío no debe ser católico, pero el que ha sido cristiano de toda la vida, le da por pensar en lo que le enseñaron en catequesis, lo de los michelines es un milagro de tercera división, comparado con que los ciegos vean y los cojos anden, nuestra educación nos conduce en la dirección contraria, por culpa del medico de los cojones, de no haber nombrado la palabra milagro, nadie hubiera caído en la tentación de pedir uno. En este país todos somos ateos la mayoría del tiempo,con dos excepciones: en las fiestas que dan derecho a puente y en lo de las dieta milagro, entonces somos mas papistas que el papa. Para ayudar, el medico adopta una actitud poco constructiva, cada reunión con él se resume en varias preguntas maliciosas, mientras escribe una especie de sentencia, su lectura es para explicarte unas pautas alimenticias muy sencillas, suele decir, como el que no quiere la cosa, a saber : De momento todo lo que te gusta no se puede comer, de lo que si puedes comer, toma nota: Lo que te de arcadas tres tomas diarias, lo que no tengas cojones a comerte, libre o al menos una vez por semana. Con estas pautas tan ¨sencillas¨ pierdes al menos cien gramos por semana. Con el trabajito que cuesta llegar a la puerta del medico y la bulla que se da el personal en salir pitando. En vista de la poca afición que generan los consejos del medico, la gente recurre a las dietas milagro, estas suelen producir efectos inmediatos y luego rebotar, el resultado suele ser engordar mas de los que se tenia al principio. Montignac, Dukan y tantos otros hacen proselitismo de sus dietas milagro. Uno, en sus cortas luces, piensa que si somos capaces de mandar cohetes a la luna, no debiera ser muy difícil inventar una dieta adelgazante que incluyera los tejeringos,mojar sopas, pizzas, chino, kebab, helados, pasteles, bollos, palomitas,gominolas y papas fritas de las Explanadas. Todos los artistas de la dieta tienen su libro, yo debiera de hacer uno (en mi favor diré que he perdido cincuenta kilos y llevo año y medio sin recuperarlos) pero mi método no da para tanto, solo he tenido en cuenta un detalle, a saber: No comer nada de lo que se venda en las gasolineras , ya se que es una mierda de consejo, pero con eso y voluntad es como únicamente se pierde peso y ojo, en cuanto te descuidas corres el riesgo de verte recogiendo mas rebotes que Pau Gasol.

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