Pureza de Sangre
Hubo un tiempo oscuro, en el cual
ser de derechas era lo bueno. Todo lo
que hacías estaba bien, los que cometían tropelías eran los de izquierdas,
englobados todos en el término ¨rojos¨. No había distinción en la clase maldita,
los rojos eran malísimos. Aquel tiempo
se fue y llegó la democracia, tiempos de
alegría y reconciliación o por lo menos esa era la aspiración en un principio.
Pero la tercera ley de Newton comenzó a trabajar en contra de la sociedad (Para
el que no la recuerde: ¨para cada acción existe una reacción igual opuesta¨).
El término de izquierdas se acuñó como aval de perfección en el pensamiento,
palabra y obra. Los nostálgicos de la
derecha quedaron englobados en el término fascista, ahora les tocaba a ellos ser los malos
malísimos sin distinción de clase. El progreso, el desarrollo, la justicia
social, los bienes del pueblo, las obras públicas etc. eran obra de los de
izquierdas de toda la vida. Esto no es de ahora, la enfermedad comenzó en el
tiempo de los reyes católicos y sus herederos. Las expulsiones de moriscos y
judíos fueron el detonante de un estilo de vida que nos persigue desde entonces:
En ese momento hizo su aparición, el término cristiano viejo; Aval de bondad, aunque fueras un hijo de la gran
puta pregonado, todo estaba correcto si eras cristiano viejo. Los sospechosos
de no tener pasado cristiano eran mirados con lupa y denigrados por sus
creencias. No hemos aprendido nada, los
que hoy se las dan de progresistas tienen los mismos tics que los que
antiguamente se vanagloriaban de ser gente de orden. Mi padre, en los tiempos oscuros, nos enseñó a mantenernos
alejados de aquellos discursos rimbombantes que condenaban la mitad del
pensamiento en favor del suyo, o pensabas como ellos o eras el enemigo. Nunca
podré agradecer bastante a mi padre y otros tantos, que mantuvieron un criterio más alto que los que se ponían camisas azules y chaquetas
blancas (Curiosamente algunos de escritores y políticos, muy activos en la
dictadura, hicieron discursos amnésicos con su pasado sin ningún pudor justo
cuando cambió el viento) En la actualidad el pensamiento único ha cambiado de
acera aunque sigue dominando nuestra sociedad. Si eres progresista, de
izquierdas eres un alma pura, es la verdad incuestionable. Nadie de izquierdas
ha robado ni se ha llevado nada que no fuera suyo, han salvado a los pobres
trabajadores de los empresarios y nunca han hecho nada que no fuera en
beneficio de los demás. Con el tiempo, lo publico acabó incluyendo cuñados,
primos, chóferes consortes etc. la verdad social de la izquierda buenísima cambió
de decorado, quedando claro que la corrupción
no va por partidos sino por personas. En todo tiempo y lugar ha habido personas
entregadas a los demás, probablemente en la misma proporción que facinerosos,
con la salvedad de que podían, en ambos casos, ser de izquierdas de derechas o medio pensionistas.
Pero la clase política, desde los reyes católicos, prefiere vivir en la teoría de la pureza de sangre y perpetuarse
en el poder, porque los míos son puros y los otros no. Resulta enternecedor, si
un fuera un sarcasmo, oír los argumentos
de una ministra: No todos somos iguales, yo soy de izquierdas. Oiga y parece
que no pasa el tiempo.
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