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martes, 2 de octubre de 2018


Pureza de Sangre

Hubo un tiempo oscuro, en el cual  ser de derechas era lo bueno. Todo lo que hacías estaba bien, los que cometían tropelías eran los de izquierdas, englobados todos en el término ¨rojos¨. No había distinción en la clase maldita, los rojos eran  malísimos. Aquel tiempo se fue y  llegó la democracia, tiempos de alegría y reconciliación o por lo menos esa era la aspiración en un principio. Pero la tercera ley de Newton comenzó a trabajar en contra de la sociedad (Para el que no la recuerde: ¨para cada acción existe una reacción igual opuesta¨). El término de izquierdas se acuñó como aval de perfección en el pensamiento, palabra y obra. Los  nostálgicos de la derecha quedaron englobados en el término fascista,  ahora les tocaba a ellos ser los malos malísimos sin distinción de clase. El progreso, el desarrollo, la justicia social, los bienes del pueblo, las obras públicas etc. eran obra de los de izquierdas de toda la vida. Esto no es de ahora, la enfermedad comenzó en el tiempo de los reyes católicos y sus herederos. Las expulsiones de moriscos y judíos fueron el detonante de un estilo de vida que nos persigue desde entonces: En ese momento hizo su aparición, el término cristiano viejo; Aval  de bondad, aunque fueras un hijo de la gran puta pregonado, todo estaba correcto si eras cristiano viejo. Los sospechosos de no tener pasado cristiano eran mirados con lupa y denigrados por sus creencias.  No hemos aprendido nada, los que hoy se las dan de progresistas tienen los mismos tics que los que antiguamente se vanagloriaban de ser gente de orden. Mi padre, en los  tiempos oscuros, nos enseñó a mantenernos alejados de aquellos discursos rimbombantes que condenaban la mitad del pensamiento en favor del suyo, o pensabas como ellos o eras el enemigo. Nunca podré agradecer bastante a mi padre y otros tantos, que  mantuvieron un criterio más alto que los  que se ponían camisas azules y chaquetas blancas (Curiosamente algunos de escritores y políticos, muy activos en la dictadura, hicieron discursos amnésicos con su pasado sin ningún pudor justo cuando cambió el viento) En la actualidad el pensamiento único ha cambiado de acera aunque sigue dominando nuestra sociedad. Si eres progresista, de izquierdas eres un alma pura, es la verdad incuestionable. Nadie de izquierdas ha robado ni se ha llevado nada que no fuera suyo, han salvado a los pobres trabajadores de los empresarios y nunca han hecho nada que no fuera en beneficio de los demás. Con el tiempo, lo publico acabó incluyendo cuñados, primos, chóferes consortes etc. la verdad social de la izquierda buenísima cambió de decorado, quedando claro que  la corrupción no va por partidos sino por personas. En todo tiempo y lugar ha habido personas entregadas a los demás, probablemente en la misma proporción que facinerosos, con la salvedad de que podían, en ambos casos, ser de izquierdas de derechas o medio pensionistas. Pero la clase política, desde los reyes católicos, prefiere  vivir en la teoría de la pureza de sangre y perpetuarse en el poder, porque los míos son puros y los otros no. Resulta enternecedor, si un fuera un sarcasmo, oír los  argumentos de una ministra: No todos somos iguales, yo soy de izquierdas. Oiga y parece que no pasa el tiempo.

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