EL NUBLAO
Sábado por la mañana
amanece un día gris, que feos son los nublados, mas al norte estarán
acostumbrados pero nosotros lo llevamos mal. La gente anda por la
calle de otra manera, con mas prisa, de vez en cuando mira al cielo,
entreviendo los tonos de las nubes, tratando de adivinar cuando
caerán las primeras gotas. Hasta mi perro, Nerón, parece no estar
tranquilo en la calle, anda de árbol en árbol, marcando territorio,
muy aplicado en acabar la tarea y largarnos a casa, alza la pata por
veinteava vez, sale solo una gota, barre con las patas traseras la
marca y se vuelve en dirección al barrio, va con prisa, este perro
sabe mas que los ratones colorados,ahora, pienso yo, me pongo las
zapatillas y me siento a leer, tan agustico. Mi mujer nos espera
emboscada, en cuanto nos ve entrar por la puerta, nos endiña algo
que hacer: Llegate a por el pan, nos ha cogido en fuera de juego,
pocas excusas se me ocurren. Es que me ha llamado un
amigo....¿Quien?, tiene un poligrafo en la oreja, se me nota mucho. El perro, que espera
pacientemente a que le quite la correa, se encabrona cuando lo
arrastro hasta el ascensor, mira alternativamente a la puerta de la
casa y a mi, le falta una chispa para arrancar a hablar, si le
valiera me diría ¨ gilipollas que es para el otro lado¨. Aquí
estamos los dos, hombre y perro haciendo mandaos para la reina de la
casa, por tontos, mayormente yo, el perro no ha opinado. Cuando me
toca el turno pido mi pan lo pago y salimos tirados, ahora si, me
esperan las alpargatas y el libro, no me pienso mover del sillón en
todo el fin de semana. Llego a la puerta de la casa .echo mano a las
llaves ¡Mierda! Con las bullas me las dejé en casa, no importa,
llamo al portero, vuelvo a llamar, me dejo el dedo
pegado en el timbre,a ver si revienta, no hay nadie. En veinte minutos he pasado
de aspirar a estar repantigado en mi casa a ser un sin techo,
encabritado llamo por teléfono a mi hijo¨Estoy en Granada¨ ¡ Ahí
es donde tienes que estar! !En vez de estar en tu casa¡ Se ríe, se
cree que es una coña, mejor lo dejo. Llamo a la parienta, le digo
que me he dejado las llaves dentro, tarda poco en decirme que estoy
tonto, eso si,desde el cariño. Estoy en el hiper, recogeme aquí y
nos vamos los dos para allá, cuando termine. Mientras hablo por
teléfono, el perrillo esta sentado pacientemente, apuntando para la
puerta, ni sueña con la caminata que le queda. Le doy un tirón a la
correa y lo azuzo para que comience a andar por la Avenida de
Salobreña, en dirección a la salida del pueblo, llegando al final
de la calle comienzan a caer unas gotillas del cielo encapotado,
aligero el paso tratando de huir de la quema, llegando a la altura
del Reloj de Vitoria la cosa se pone chunga, ya no puedo retroceder
por culpa de las malditas llaves así que aprieto el paso sin ninguna
ayuda por parte de Nerón, ahora se le ha acabado la prisa, ha debido
pensar que en vista de que no hay casa, mejor es chapotear en todos
los charcos. Llegamos al hiper chorreando,espero a mi mujer en el
aparcamiento, tiritando. Aparece al rato, el carro del super trae galumba,
nada mas vernos el comentario: Estáis hechos una sopa, como vais a
poner el coche... hago esfuerzos por no devolver el fuego, respiro
hondo y digo a todo que si. Comenzamos a cargar el coche, a Nerón le
ha quedado el sitio justo, lo mete mi mujer de un puñado entre
gruñidos. Cargados hasta las manillas, subimos los tres, apretados
en el ascensor. Comenta mi mujer: Ahora, mientras yo hago la comida,
lava al perro, te duchas y luego os sentáis los dos en el salón.
Salí de alba de la casa, vuelvo cerca de la hora de comer,todavía
tengo que petrolear al perro y luego darme una ducha. Moraleja: El
hombre y el perro proponen, Dios y la autoridad competente (en
nuestro caso la parienta) disponen, con arreglo a lo que les salga de
salva sea la parte y eso es lo que hay.
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