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martes, 21 de febrero de 2017

Reo de banquillo


Desde el alcalde de Zalamea hasta nuestros días, lo de juzgar, a los españoles, se nos da muy bien.  No sé yo para que e tenemos juzgados, si las barras de los bares están llenas de juristas de media obrá, verdaderos jurisconsultos, con verbo rápido y  gaznate siempre listo para la próxima ronda. Esta semana el reo de horca es la niña de Rey, las tres juezas la han absuelto,  sabrán ellas de esto. Por eso, buscando el rebote como en el baloncesto,  redes sociales,  barras de los bares y demás cenáculos del saber jurídico, se han lanzado al juicio paralelo. Haciendo jirones la dignidad de una persona, declarada inocente por el tribunal. El principal agravante que no le perdona la canalla que la juzga ahora: Es rica, número uno, es tonta, número dos y por último, pero no menos importante: Tiene la familia que tiene. De lo que se deduce que para ser inocente en este país hay que ser un tieso, ingeniero nuclear y haber nacido en la inclusa. Me da vergüenza la saña con la que nos lanzamos, haciendo de la plebe corazón, despedazando vidas, sin ningún miramiento. ¿Qué ha pasado con aquello de no juzguéis y no seréis juzgados? ¿Quién coño es nadie para destripar la intimidad, vida, patrimonio y demás detalles de la vida de alguien juzgado solo por la justicia, que para eso está. Oyendo las opiniones de tanto jurista de mierda, piensa uno si sus respectivas parientas lo saben todo sobre sus vidas, no hay secretos en las casas. La verdad corre por las ramblas de los pueblos a borbotones, nadie le pone los cuernos a nadie, todo el mundo paga con gusto sus impuestos, nadie se aprovecha del sistema de subsidio, los pobres son pobres y todos los ricos son unos desgraciados mentirosos. La infanta ha tenido su defensa pagada por ella, pasando vergüenza y oprobio por ser la mujer de alguien que la justicia, al final, ha condenado. A ella le ha correspondido ser responsable civil solidaria de una cantidad dineraria. Millones de palabras, cientos de folios, miles de horas de juicio, años dibujando un caso. Todo para que un idiota en cinco minutos le haga tiras el pellejo en la barra de un bar, jaleado por la afición porque él lo vale. Penita de país: Permita Dios que no te pa,se a ti.

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