EL
MOJÓN
Señal permanente que se
pone para fijar los límites de propiedades o territorios, eso es un mojón. De
un tiempo a esta parte, a la gente le ha dado por poner mojones a diestro y
siniestro, como parte de un deporte de lo más absurdo que se pueda encontrar.
Un mojonero de actualidad, quizás el más famoso, es el President de la
Generalitat, señor Mas. El hombre empuja
el mojón catalán, tratando de poner el límite de la Cataluña histórica cerca de
Almería, jaleado por historiadores buscados a jornal que le dan la razón. Tan
sesudos intelectuales explican la razón por la cual Benidorm fue colonizado por
los descendientes de Wilfredo el velloso. Según la nueva teoría pillada a lazo,
la mujer que le hacia la cera al susodicho conde, procedía de la colonia germana
que ya allá por el año 875 de nuestra
era, se bañaban cerca del Marina Dors de ese tiempo. El mojón es una piedra que
la dejan en un sitio y con el paso del tiempo coge vida propia, comenzando,
poquito a poco a caminar, generalmente
en la dirección del que menos atención le preste. Cientos de pleitos alrededor de una piedra móvil que
un día, fruto de la armonía, pusieron dos linderos de buena fe para que luego,
generaciones de listos se encarguen de desplazar sibilinamente, hasta cuadrar
el terreno a su interés. Pero no acaba
la cosa aquí, se pone peor: Con la tradición que tenemos de repartir las
tierras entre nuestros deudos, lo que era de uno se divide por dos, tres,
cuatro u los que sean menester y así una generación tras otra. Tanto repartir ha
dado lugar al minifundio como la actividad agrícola más importante de nuestra
tierra. En algunos sitios se da una suerte alternativa denominada mierda-fundio, lo que viene siendo una suerte de
sembrado de mojones con tierra en medio, acabando este sistema, con el destrozo más absoluto de la actividad
agrícola en algunos pagos de nuestra comarca. Dada la escasez de tierra, los
sindicatos del campo han cambiado el viejo slogan de: La tierra para el que la
trabaja, por: El mojón para el que lo desplaza. Nuestra manera de administrar
las herencias ha dado lugar a un daño económico muy parecido a un cáncer,
acabando este con las posibilidades de cientos de puestos de trabajo que
existirían de no haber fraccionado tanto la tierra. De lo que uno, en sus
cartas luces, deduce que el latifundio puede ser perjudicial pero lo contrario
es tanto o más pernicioso. No quisiera terminar este artículo sobre los mojones,
sin hablar de otros especímenes de mojón
que se da por esta zona, gracias a gentuza que no recoge los excrementos de su
perro. Esta gente también nos cuesta el dinero en servicios de basura que
pagamos todos, afuera aparte de la insalubridad que provocan. Los niños no
tienen culpa de que un indeseable se escaquee de recoger la mierda de su perro.
Moraleja: si quieres un perro que no cague, cómpratelo de peluche. Soplapollas.
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