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miércoles, 4 de marzo de 2015

EL MOJÓN

Señal permanente que se pone para fijar los límites de propiedades o territorios, eso es un mojón. De un tiempo a esta parte, a la gente le ha dado por poner mojones a diestro y siniestro, como parte de un deporte de lo más absurdo que se pueda encontrar. Un mojonero de actualidad, quizás el más famoso, es el President de la Generalitat, señor Mas. El hombre  empuja el mojón catalán, tratando de poner el límite de la Cataluña histórica cerca de Almería, jaleado por historiadores buscados a jornal que le dan la razón. Tan sesudos intelectuales explican la razón por la cual Benidorm fue colonizado por los descendientes de Wilfredo el velloso. Según la nueva teoría pillada a lazo, la mujer que le hacia la cera al susodicho conde, procedía de la colonia germana que ya  allá por el año 875 de nuestra era, se bañaban cerca del Marina Dors de ese tiempo. El mojón es una piedra que la dejan en un sitio y con el paso del tiempo coge vida propia, comenzando, poquito a poco a caminar,  generalmente en la dirección del que menos atención le preste. Cientos  de pleitos alrededor de una piedra móvil que un día, fruto de la armonía, pusieron dos linderos de buena fe para que luego, generaciones de listos se encarguen de desplazar sibilinamente, hasta cuadrar el terreno a su interés. Pero  no acaba la cosa aquí, se pone peor: Con la tradición que tenemos de repartir las tierras entre nuestros deudos, lo que era de uno se divide por dos, tres, cuatro u los que sean menester y así una generación tras otra. Tanto repartir ha dado lugar al minifundio como la actividad agrícola más importante de nuestra tierra. En algunos sitios se da una suerte alternativa denominada  mierda-fundio, lo que viene siendo una suerte de sembrado de mojones con tierra en medio, acabando este sistema, con  el destrozo más absoluto de la actividad agrícola en algunos pagos de nuestra comarca. Dada la escasez de tierra, los sindicatos del campo han cambiado el viejo slogan de: La tierra para el que la trabaja, por: El mojón para el que lo desplaza. Nuestra manera de administrar las herencias ha dado lugar a un daño económico muy parecido a un cáncer, acabando este con las posibilidades de cientos de puestos de trabajo que existirían de no haber fraccionado tanto la tierra. De lo que uno, en sus cartas luces, deduce que el latifundio puede ser perjudicial pero lo contrario es tanto o más pernicioso. No quisiera terminar este artículo sobre los mojones, sin  hablar de otros especímenes de mojón que se da por esta zona, gracias a gentuza que no recoge los excrementos de su perro. Esta gente también nos cuesta el dinero en servicios de basura que pagamos todos, afuera aparte de la insalubridad que provocan. Los niños no tienen culpa de que un indeseable se escaquee de recoger la mierda de su perro. Moraleja: si quieres un perro que no cague, cómpratelo de peluche. Soplapollas.

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