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miércoles, 4 de junio de 2014

EL MARAVILLOSO INVENTO DEL DOCTOR BATTIPAGLIA


El insigne profesor Augusto Battipaglia, después de muchos años de estudio en la prestigiosa universidad de Atimis, ha logrado poner en práctica su famosa teoría. Dicha universidad y sus mecenas, dotaron al famoso científico de los medios suficientes para construir una  maquina que hace posible medir el índice de tontería al que puede llegar una persona. La ciencia que estudia las tonterías de un individuo, ha sido definida por el sesudo profesor, como la tontologia y su aplicación mecánica el  Tontómetro. Así las cosas y no queriendo salir del país para la construcción del aparato, Battipaglia buscó en la industria nacional quien pudiera fabricar el invento. Finalmente, la prestigiosa fabrica de maquinaria para heladería Carpeggiani, fue la elegida para de poner en marcha  un primer prototipo del tontómetro, participando el bueno de Battipaglia en todo el proceso. El artefacto, básicamente, es una especie de cubo acolchado de dos metros por tres, con un sillón en el centro, una pantalla de televisión y un micrófono para registrar las ocurrencias y una pequeña ventanilla a modo de  mirilla para los que están afuera. El individuo se sienta y comienza a decir sandeces conforme se le vayan ocurriendo, una serie de cables pegados con ventosas por toda la cabeza, mandan señales a un ordenador que interpreta, según una tabla de valores, si el individuo es tonto o se lo hace. Hete aquí que después de unos meses de arduo trabajo, comenzaron las primeras experiencias aplicadas. Al principio pidieron voluntarios pero como por muy tonto que seas, nadie se hace a la  idea, no hubo manera de encontrar  a nadie, en vista de lo cual cogieron un discurso televisivo del presidente de Venezuela  y lo enchufaron en directo al ordenador. Las alarmas se volvieron locas, los fusibles saltaron y todas las luces del aparato se fundieron en cuanto empezó el programa de Aló presidente. Después de varios meses de reparaciones y ajustes, el artilugio se ha recuperado de la experiencia y ya esta, por fin, disponible para quien quiera hacer uso de él. Battipaglia aconseja tener un tontómetro por provincia y someter a todos los concejales a una revisión periódica, para más tranquilidad de los ciudadanos. Ya están fabricando en Carpeggiani un modelo superior para ministros y diputados, los de la fabrica lo han bautizado como Detector de Ocurrencias de Luxe. Las dos maquinas están especialmente  recomendadas para gobernantes que se olvidan de cobrarse sus impuestos, magos que hacen reaparecer multas atrasadas de varios años, píllame-onces que se las dan de salvadores de la patria, tíos con coletas iluminados  financiados por una cadena de televisión y en general esa multitud de tontos públicos que costeamos los contribuyentes a fondo perdido (nunca mejor dicho). Mas de una vez teníamos que pasarnos nosotros la maquina por gilipollas, aunque los modelos actuales se quedan cortos en sus mediciones. Cuentan las malas lenguas que Battipaglia tenia concedido, el año pasado, el premio Nobel pero un tonto interesado se atravesó y le jodieron el día. La historia de nuestra vida, cuando todo va bien siempre aparece un tonto que la fastidia.    

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