VIDA DE DISEÑO
Pasad, pasad, estáis en vuestra
casa, de esta guisa nos recibían los dueños de una casa en la capital, hasta
aquí todo normal, nada que objetar. Sentaos donde queráis, miro a mi mujer
intentando adivinar que quieren decir con eso de donde queráis. En el salón de
aquella casa no había apenas muebles dos especies de huevos de dinosaurio a
modo de cojin-sillón y tres sillas, hechas de varillas metálicas, como para ir
a cazar perdices al puesto, en medio de la habitación una mesa enana de cristal
y pare usted de contar, las paredes de un blanco nuclear, lo mas parecido a un
quirófano. En mi casa todo es minimalista, nos explica el marido, asiento como
si yo supiera de lo que esta hablando. Para no parecer muy cateto espero a que
mi mujer se siente a ver como me las apaño. Ella se sienta en el cojín gigante
y yo elijo la silleta estrecha donde solo cabe un cachete, no es por llevarle
la contraria, sino por una mera cuestión de probabilidades, calculo yo que
así uno de los dos no hará el ridículo. Me ha tocado a mi, mi mujer
parece haberle pillado el tranquillo al cojín y le echa rostro a la
conversación: Hay que ver lo bonita que tenéis puesta la casa. Todo es de
diseño, nos la amuebló un decorador muy famoso de Madrid, venid que os la voy a
enseñar. Pego un salto, huyendo de la silla turca, pero la muy jodida se me
pega al culo y me la tengo que arrancar de un tirón, trato de parecer
desenvuelto al soltarla en el suelo, pero se me cae, el hombre me echa una mano
tratando de dejarla entinguirillada, con mucho cuidado nos retiramos hacia
atrás, por fin se queda quieta. El dormitorio es una cama a menos de una cuarta
del suelo y el colchón es estilo
japones, hecho en la isla de Okinawa, así lo recita la anfitriona con
desenvoltura como si Japón estuviera mas allá de Carboneras, de esta cama
levantarse a media noche a mear es un poema,mejor llegas al retrete cuerpo a tierra. Ese cuarto
de baño,todo negro, mas negro que el sobaco de un mono, la bañera negra, los lavabos
negros los grifos y hasta la cadena que sujeta el tapón del lavabo, lo mas
parecido a un nicho pero en cuarto de baño, eso si ,el espejo es un espejo
(como habrá estado el diseñador, largo por lo bajini a mi mujer, soltándome
esta un codazo ,de esos que sueltan las mujeres cuando dices una
inconveniencia). Volvemos al salón y yo empiezo a pedir la hora a escondidas a
mi mujer, pero ella se hace la longui.
Con una maniobra hábil adelanto a mi
parienta y me tiro sobre el cojín gordo,no me caigo de milagro,parece un
chinchorro en la escalerillas reales en día de poniente. La dueña de la casa
hace amago de sacar un piscolabis y mi mujer se ofrece a ayudarle, no veo la
hora de salir del lio. Al rato se oye un tintineo de cristales aparecen las dos
mujeres con una camarera de cristal y seis u ocho platillos con cosas de picar,
lo ponen todo en la mesa baja, yo calculo el movimiento para no darme una
cornada al caerme del cojín, un sudor frio me corre por las sienes, digo que no
tengo hambre y paso el trago con dignidad , tres cuartos de hora después
salimos de allí, alegando que tenemos que volvernos a Motril. Cuando vamos
andando para el coche, le digo a mi mujer: Paqui tenemos que volvernos.
¿Porqué?. Me he traído una silla pegada al culo. Pues te la dejas ahí hasta que
lleguemos a Motril, yo a esa casa no vuelvo.
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