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sábado, 9 de noviembre de 2013

EL DIA DE LAS ANIMAS BENDITAS
Morirse es un trance obligatorio, por mucho que te haga la pascua tienes que pasarlo, en vista de lo cual, todo el mundo trata de dejarlo para otro día. Al palmar, el finado pasa al estado de anima bendita en un chisgarabís, ya no te llamas fulano, ahora eres nadie con una sabana por lo alto. Desde que el tanatorio apareció en nuestras vidas, las costumbres funerarias han cambiado radicalmente, nos hemos vuelto mas sajones, la ultima etapa se hace de otra forma. Amplios salones con un bar al fondo (no hay que ser muy listo para deducir lo que pasa) comodidad para todos en el ultimo acto de esa tragicomedia que es la vida. Todo ayuda al cambio de mentalidad, la ultima influencia se llama Hallowen, palabra que proviene de la contracción de otras tres ( All Hallows' Even) , lo que viene siendo en ingles : El día de todos los santos, lo mismitico que aqui, asi que muy americanos si pero nada originales.La fiesta Yanqui, procede de una antigua tradición celta, para acordarse de todos sus muertos (dicho esto desde el cariño). De modo y manera que los duelos en nuestro pueblo van cambiando poco a poco y el día de difuntos también. Las generaciones antiguas todavía van al cementerio a limpiar los nichos y ponerles flores a sus familiares, mientras, los miembros mas jóvenes del tronco familiar, se dedican a hacer el ganso, disfrazados de cadáveres marchosos con la cara rellena de verrugas y sangraza artificiales. Para completar nuestra transformación solo nos queda un ultimo paso: Los banquetes funerarios, los vemos en las películas americanas, al terminar el entierro, dan un banquete, regado con cerveza y güisqui. Cuando nos pongamos a ello, vamos a batir el récord de sepelios con plato del día. En otra cosa no, pero a celebraciones no nos gana nadie, campeones mundiales de fiestas de comer (las de guardar son mas jodidas). En vista de que la clase política no tiene cojones para utilizar el crematorio en su función original, podríamos darle un nuevo uso, acorde con la moda: Transformarlo en una gran barbacoa y despedir a nuestros predios,como la tradición anglosajona manda. Así las cosas, las coronas dejaran paso a los chorizos al infierno, costillas en adobo, chuletones de ternera, piernas de cordero etc. etc. Los adornos florales serán sustituidos por los pasteles de Videras, y los vasitos de caldo se cambiaran por tanques de cerveza de medio litro, tirados en grifos portátiles (De esto ultimo se encargará el que dirige aquello, me consta que de cerveza entiende un rato). En la entrada de la sala ya no habrá la mesita con el libro de firmas, solo el menú de después del sepelio.¿Que duelos! ambiente festivo, nadie escurriría el bulto, nada de excusas para saltarse un muerto. Habría bulla para leer las esquelas. El fiambre, tan contento, yéndose al otro barrio a ritmo de Macarena. Cuando las animas benditas, hablaran entre ellas, comentarían sus orígenes. Las de Motril vacilarían de sepelio festivo, echándole cojones a todas, dándose el pisto:¨ No hay en el mundo crematorio que se emplee para asar carne en vez de quemar muertos ¨. El ultimo golpe de enterao antes de pasar a lo otra vida, final feliz, dentro de lo que cabe, a ritmo cateto, porque nosotros somos así. Articulo dedicado, con cariño, a todos mis muertos ...y a los tuyos, si tu quieres.

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