EL DIA DE LAS ANIMAS
BENDITAS
Morirse es un trance
obligatorio, por mucho que te haga la pascua tienes que pasarlo, en
vista de lo cual, todo el mundo trata de dejarlo para otro día. Al
palmar, el finado pasa al estado de anima bendita en un chisgarabís,
ya no te llamas fulano, ahora eres nadie con una sabana por lo alto.
Desde que el tanatorio apareció en nuestras vidas, las costumbres
funerarias han cambiado radicalmente, nos hemos vuelto mas sajones,
la ultima etapa se hace de otra forma. Amplios salones con un bar al
fondo (no hay que ser muy listo para deducir lo que pasa) comodidad
para todos en el ultimo acto de esa tragicomedia que es la vida.
Todo ayuda al cambio de mentalidad, la ultima influencia se llama
Hallowen, palabra que proviene de la contracción de otras tres ( All
Hallows' Even) , lo que viene siendo en ingles : El día de todos los
santos, lo mismitico que aqui, asi que muy americanos si pero nada originales.La fiesta Yanqui, procede de una antigua tradición celta,
para acordarse de todos sus muertos (dicho esto desde el cariño). De
modo y manera que los duelos en nuestro pueblo van cambiando poco a
poco y el día de difuntos también. Las generaciones antiguas
todavía van al cementerio a limpiar los nichos y ponerles flores a
sus familiares, mientras, los miembros mas jóvenes del tronco
familiar, se dedican a hacer el ganso, disfrazados de cadáveres
marchosos con la cara rellena de verrugas y sangraza artificiales.
Para completar nuestra transformación solo nos queda un ultimo paso:
Los banquetes funerarios, los vemos en las películas americanas, al
terminar el entierro, dan un banquete, regado con cerveza y güisqui.
Cuando nos pongamos a ello, vamos a batir el récord de sepelios con
plato del día. En otra cosa no, pero a celebraciones no nos gana
nadie, campeones mundiales de fiestas de comer (las de guardar son
mas jodidas). En vista de que la clase política no tiene cojones
para utilizar el crematorio en su función original, podríamos
darle un nuevo uso, acorde con la moda: Transformarlo en una gran
barbacoa y despedir a nuestros predios,como la tradición anglosajona
manda. Así las cosas, las coronas dejaran paso a los chorizos al
infierno, costillas en adobo, chuletones de ternera, piernas de
cordero etc. etc. Los adornos florales serán sustituidos por los
pasteles de Videras, y los vasitos de caldo se cambiaran por tanques
de cerveza de medio litro, tirados en grifos portátiles (De esto
ultimo se encargará el que dirige aquello, me consta que de cerveza
entiende un rato). En la entrada de la sala ya no habrá la mesita
con el libro de firmas, solo el menú de después del sepelio.¿Que
duelos! ambiente festivo, nadie escurriría el bulto, nada de excusas
para saltarse un muerto. Habría bulla para leer las esquelas. El
fiambre, tan contento, yéndose al otro barrio a ritmo de Macarena.
Cuando las animas benditas, hablaran entre ellas, comentarían sus
orígenes. Las de Motril vacilarían de sepelio festivo, echándole
cojones a todas, dándose el pisto:¨ No hay en el mundo crematorio
que se emplee para asar carne en vez de quemar muertos ¨. El ultimo
golpe de enterao antes de pasar a lo otra vida, final feliz, dentro
de lo que cabe, a ritmo cateto, porque nosotros somos así. Articulo
dedicado, con cariño, a todos mis muertos ...y a los tuyos, si tu
quieres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario