ANTIGUAS PASIONES
Envejecer es lo que
tiene, las carnes se aflojan, los pellejos crecen y las caras se
descuelgan, nunca vuelven a ser las que eran, por muchos potingues
que les eches. Con el paso de los años la física se ceba con los
cuerpos, ley de vida, te vas dejando y poco a poco todo crece de una
manera indiscriminada. Recuerdos de juventud, cuando bebías los
vientos por una muchacha, te hacías el encontradizo con ella,
aprovechando cada oportunidad para estar (solo estar) lo mas cerca de
aquella diosa de ojos azules y talle de avispa. Cuerpos cargados de
hormonas y cerebros pequeños, dedicados en exclusiva a pensar en lo que hay que
pensar, juventud divino tesoro. Pero amigo los años pasan, al cabo
del tiempo vuelves ver a aquella diosa vikinga, como ha cambiado la
cosa. Un derribo, lo único que queda son aquellos ojos de azul
marino, eso si,rodeados de patas de gallo y el talle de avisoa ya es mas bien
un taller con gasolinera en la puerta. No se si es una constante, lo
consultaré con mi compadre Rafael Gallardo (a la sazón sociólogo
emocional de la mismisma universidad de la calle Saez). Corre por ahí
una teoría, la cual dice que las muchachas mas bonicas de la
quinta, parecen sufrir mas deterioro físico con el paso del tiempo y
algo de verdad debe de haber. Recuerdo que junto a aquella beldad
rubia, iba una muchacha pizpireta,morenita, que no decía ni fú ni
fá en lo físico, pero bastante simpática y agradable.Hace
buena la teoría, se conserva muy bien, es una matrona guapa y con
tan buen carácter como siempre, de lo que uno, en sus cortas luces
acaba por deducir lo obvio: La belleza sin carácter se muere con el
tiempo. Quinielas que hacemos de jovenzuelos para no acertar de
viejos, a los hombres nos pasa lo mismo, no podías imaginar que
aquellas primeras amistades iban a ser para siempre, aquella muchacha
que conociste de casualidad,en un barrio que no era el tuyo, iba a
ser la madre de tus hijos. Te hartarías de reír al pensar en el
barrigón que ibas a tener o en la incipiente alopecia que ibas a
trabajar con ahínco, hasta quedarte calvo. La ciencia esta en
envejecer con dignidad y reírse de este teatrillo que es el mundo,
donde el café del bar te lo pone un tío muy feo, que siempre será
tu amigo. Aviso: Cualquier parecido con la realidad es pura
coincidencia, no vaya a cabrearse alguien y me den el café aguado.
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