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viernes, 3 de mayo de 2013


NUEVO,VIEJO, BUENO,USADO

 Cuando yo tenia catorce años, un domingo cualquiera,  mi padre me llamó a su dormitorio. Estaba sentado en el borde de la cama, con el cajón de la mesita de noche abierto, con mucha mimo me mostró  un  reloj entre sus manos. Me contó la historia de aquel reloj, de como mi abuelo lo había heredado de su padre y las peripecias que este había pasado, para juntar lo que valía un reloj en aquella época. Terminado el relato, me dio el reloj para que lo tuviera en mis manos. Extendió su mano gigante reclamando la pieza, se lo devolví. Con solemnidad me dijo: ¨Algún día este reloj será tuyo¨, devolviéndolo al cajón y cerrando la mesita de noche, ahí acabó la conversación. El orgullo filial me salia por las tapaderas del sentido, con aquella promesa, el domingo se había hecho mas luminoso, me sentía un poco mas hombre o lo que fuera, dispuesto a no desmerecer el alarde de confianza en mi depositado. Durante años hemos  llevado una vida trepidante , tanto hemos corrido que la torta ha sido de sanatorio, hemos confundido los temimos nuevo, viejo, bueno y usado, hasta hacernos un lio. El jodio consumo y su herramienta ,el dinero, ha hecho que nuestros hijos confundan conceptos que en mi generación estaban claros como el agua. Un reloj solo tiene una función básica, lo que viene siendo dar la hora, no hay mas.  La inflación relojera ha seguido la pauta del consumo, de tal manera que ahora debe de haber una media de veinte  relojes por muñeca, sea esta del tamaño que sea. Un  mercado saturado de cientos de miles de posibilidades de comprar un reloj; desde los de a euro la tirada (el tradicional reloj del chino) hasta esos  pelucos que lucen orgullosos, los iconos de la moda, autenticas cafeteras de oro y brillantes. Tíos catetos , nuevos ricos que creen que cuanto mas caro el reloj mas importantes son, autenticas maquinas de medir el  mal gusto, del tonto que se las pone, con una sola función básica: Dar la hora. Un reloj es una mera pieza decorativa, ya nadie lo necesita para medir el tiempo: Cuantas veces te pasa: que llevando el reloj puesto, enciendes el móvil para ver la hora, si estas frente a un ordenador en la parte de abajo, a la derecha, esta la hora en cuatro dígitos, ver la hora ya es solo  cuestión de abrir el ojo, no de doblar la muñeca. Curiosamente todo este dispositivo tecnológico, no ha acabado con el puto vicio de llegar tarde a los sitios, con la vieja excusa de  no darse  cuenta de la hora que era,  tiene cojones la cosa. Este mes voy a cumplir cincuenta y siete años, el sábado abrí el cajón de mi mesita de noche, rebusqué entre los chochos que allí había, saqué el reloj que mi padre me dio cuando él ya era viejo. Se me hizo un nudo en la garganta, recordándolo a él y pensando si me lo había merecido. Ya mismo me tocará pasarle el viejo reloj a un hijo mio, como hizo mi padre , se le han borrado las letras de la marca y no  funciona, aun así, no lo cambiaría por ningún otro reloj , por muy valioso que este fuera, el mio vale más. El viejo reloj siempre estuvo en manos que trabajaron y pelearon, pasó buenas y malas épocas, defendiendo siempre a la familia, tratando de hacerlo lo mejor que sabían, con mucha dignidad. En estos tiempos convulsos, plenos de oscuridad, me consuela pensar que todo no esta perdido, mientras el viejo reloj continúe guardado en la mesilla de noche, esperando el relevo. Gracias papá por darme un reloj que mide mas cosas que el paso del tiempo. Mi mujer entra en la habitación, me ve sentado en el borde de la cama ,inclinado sobre algo y con la luz apagada. Me pregunta acojonada ¿Te pasa algo? Nada  mamá, que me estoy haciendo viejo. Esto ultimo lo pienso, no lo digo, mi parienta lo de los años lo lleva fatal.

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