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martes, 27 de noviembre de 2012


ARDER EN EL INFIERNO 323

Morirse es una jodienda, a que engañarse, pero es lo que hay, todo el mundo palma. La cultura funeraria dice mucho de los pueblos (los egipcios, los mayas,etc.). En todo tiempo y lugar, los muertos han sido bien tratados, bueno en todos lados, menos en un pueblo de la costa Tropical, donde se les trata como si fueran paquetes de Seur.
Si eres un muerto normal, de una ciudad de medio pelo y te da el antojo de incinerarte, lo tienes fácil, déjalo dicho y todo arreglado, en un pispás te ves ardiendo en el crematorio del pueblo, pero amigo, la cosa cambia si eres de Motril. Si por darte el pisto te has apuntado a  la incineración, vete preparando una mochila,con comida para el camino, el mas allá queda lejos de Motril. Ya tenemos tanatorio, tan bonico, con crematorio incluido, en su día se formó un lío entre políticos, interesados y vecinos, a cuenta del susodicho horno, ganó la opción de dejarlo parado (de momento). A nadie  se le pasó por la cabeza arrancar el pleito, cuando el tanatorio  estaba en los cimientos, acudieron a  pensar en la historia, cuando ya estaba todo el tinglado montado, el  resultado final es un  tanatorio con crematorio en perfecto orden de revista…..mas parado que el caballo de un fotógrafo. El descanso eterno esta cerca de la capilla, pensará el muerto mientras le echan el responso, pero hete aquí que la caja lleva un zaleón y la embarbetan en un coche funerario,con dirección a Pinos Puente, acompañado por una reata de coches con familiares, Ha comenzado un segundo velatorio, fuera de programa, lo que podríamos llamar la ruta de las lagrimas, mas que nada por el panorama. Si has fenecido en  verano, el  atasco viene de serie, imagen esperpéntica del coche fúnebre, entre dos coches llenos de gente joven bailando reguetón. Cuando el tren funerario enfila la doble vía de la carretera nacional la cosa parece aligerar, sueño fatuo, pues llegando a Granada la cosa se tuerce con otro tapón de trafico. A estas alturas, el muerto esta arrepentido de su capricho, pero es lo que tienen los muertos, que no se pueden echar atrás, así que el tipo, resignado, espera pacientemente a ser fogata orgánica. Le falta poco para levantarse de la caja  y abrazarse al del horno, cuando se percata de que por fin ha llegado la tan ansiada cremación, ahora comienza la larga espera del guiso funerario para los dolientes. Estos, sin nada que hacer, se alargan al bar, para hacer mas liviana  la espera y claro, con tanta relajación, la cerveza empieza a correr generosa. Cuando devuelven el fiambre hecho ceniza, el jolgorio etílico es generalizado, tal ambiente festivo jode al pobre fiambre, oyendo las risas flojas de la comitiva  pasada de quintos. En ese momento, un pariente da la orden de marcha con habla de borracho, en direccio al cortijo del finado, donde se van a esparcir las cenizas. Ya es de noche cuando la urna aterriza en un bancal de su cortijo, por fin se acaba su vida en la tierra, ni pensar en aparecerse como fantasma, no vayan a quemarlo otra vez. Cuando uno de Motril se acerca a su juicio final, la primera pregunta de San Pedro es siempre la misma ¿Enterrado o incinerado? Si el finado contesta lo segundo, sale un ángel y se lo lleva directo al paraíso, por muy hijo de puta que fuera en vida, la penitencia se le da por buena, con todo lo que ya pasó en su pueblo,tratando de incinerarse. Hacer un referéndum no esta solo al alcance de los catalanes,  hay mas razones para una consulta popular, solo hacen falta tres condiciones: Alcalde, papeletas y cojones para hacerlo.  

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