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martes, 2 de julio de 2019


Misericordia

La misericordia es la inclinación a sentir compasión por los que sufren y ofrecerles ayuda. Soy optimista y pienso que todo el mundo tiene este impulso activo, en mayor o menor medida, la vida real me enseña, no pocas veces, que no siempre es así. El jueves pasado, llevaba dos perros a entrenar por la orilla del río. Tomé el desvío de Guájar, inmediatamente me desvié por el  camino, buscando la ribera del Guadalfeo, aparqué  y cuando iba a abrir el portón trasero de la furgoneta, se me acercó un perrillo famélico. Con una correa de lazo y  mucho paciencia, fui dejándolo acercarse  hasta que lo pude coger. Era un cachorro de podenco, solo piel y huesos. Estaba claro que era víctima de algún desaprensivo que lo había abandonado. Me lo llevé al campo donde tenemos unas perreras, le puse una pipeta contra los parásitos, le di de comer y me vine para el pueblo. Publiqué la escena del perro comiendo en las redes para ver si alguien se lo quería quedar, no estaba dispuesto a mandarlo a la perrera sin hacer un intento de buscar alguien que le diera una buena vida.  Cientos de felicitaciones y lo más curioso: Decenas de llamadas de gente que quería deshacerse de un perro. Por arte de las redes me había convertido, a los ojos del público, en un albergue para perros. Yo no creo que tenga ninguna importancia rescatar un perro abandonado, si puedo lo hago y ya está, no pensé más allá de eso. Leyendo tantos mensajes misericordiosos  pensé en la diferencia entre recoger un perro abandonado y sentir compasión por los cientos de inmigrantes que arriban al puerto día si y día no. Llegué a la conclusión de que lo primero esta magnificado, mientras que lo segundo es de uso político. Está muy bien visto rescatar perros abandonados, nadie habla en contra de tal actividad, es más, cuando llega la temporada estival, la administración y las asociaciones, hacen campaña para evitar el abandono de perros. Tratándose de inmigrantes la cosa cambia, en este tema todo el mundo maneja opiniones encontradas sobre el asilo de personas desesperadas, famélicas, que arriesgan su vida para tener una vida mejor.  Está bien visto adoptar un perro pero se discute mucho sobre qué hacer con los inmigrantes. Una sola opinión sobre perros y muchas  sobre personas, algo no funciona  ¿Dónde está la misericordia? Al día siguiente de tenerlo ya había dado con un dueño compasivo que tendrá la suerte de disfrutar del perrillo rescatado, pero solo cuando lo engorde un poco,  cada vez que lo miro, no puedo evitar pensar en esas pateras cargadas de sueños, estrellándose sobre un muro de intransigencia cateta y despiadada. 

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