PRENDAS PARA DALTÓNICOS
El daltonismo es un defecto
genético, el que lo padece no distingue bien
los colores. La palabra daltonismo proviene del físico y matemático John
Dalton que padecía este trastorno. El grado de afectación oscila entre la falta de capacidad para
reconocer cualquier color (acromatopsia,
el que tenga cojones que lea la palabra de un tirón) y un ligero grado de
dificultad para distinguir algunos matices de rojo y verde. Corren por ahí
ciertos informes de la universidad de Palo Alto (California) que advierten de
que los fabricantes de ropa y zapatillas deportivas, contratan a daltónicos
para diseñar sus fabricados, el objetivo es que con retales de todos los
colores diseñen ropa, ahorrándose así el precio de los rollos de tela. Si atendemos
a los modelitos que vemos por la calle, no seria de extrañar, por una vez y sin
que sirva de precedente, que el informe universitario yanqui tiene visos de veracidad. Han pasado miles de años
desde que el hombre de las cuevas del tajo los Vados, se vestía con las pieles de los animales que cazaba,
en aquellos tiempo no existían los mercadillos ni las tiendas donde la música chimpún,
puesta a todo puño, te guían en la compra de
unas zapatillas que no se las desearías ni a tu peor enemigo. De la ropa
cómoda hemos pasado a la ropa de no pensar, lo único importante es la marca que lleva en el pecho,
los fabricantes se gastan verdaderas fortunas en campañas de publicidad agresivas, con el
único objetivo de largar lo que ha fabricado el daltónico de turno, es lo que
parece, no es lo que ves. Cuando te pones unas deportivas o una camiseta te
estas poniendo a Ronaldo u a otro ídolo deportivo. Para que el tinglado
funcione hay que estar cambiando constantemente el diseño, si no el invento se
jode. Modelos de crecimiento perversos, asociados al consumo, el país depende
de que tú cambies la camiseta de tu equipo todos los años, las zapatillas cada
dieciséis meses y el chándal cada temporada. Tiempo de crisis donde el personal
espera, agazapado, remontar para liarse a comprar y así procurarnos el tan
ansiado maná del crecimiento económico. Algo no funciona en este razonamiento
pues la crisis solo afecta a los compradores de chándal y zapatillas. El
futbolista y el fabricante, siguen tan campantes el uno pegándole patadas al
balón y haciendo anuncios, mientras que el otro cambia diseños cada cuarto de hora,
sosteniendo la martingala monetaria, que algunos idiotas de alguna lustrosa universidad,
estudiaran como el único modelo económico posible del futuro. Ante tanto despropósito
solo se me ocurre una maldición peor que el vudú: ¨ Permita Dios que todo el
parné se lo gasten en medecinas ¨ (medicinas, en motrileño).
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