Vistas de página en total

lunes, 15 de abril de 2013


PRENDAS PARA DALTÓNICOS

El daltonismo es un defecto genético, el que lo padece no distingue bien  los colores. La palabra daltonismo proviene del físico y matemático John Dalton que padecía este trastorno. El grado de afectación  oscila entre la falta de capacidad para reconocer  cualquier color (acromatopsia, el que tenga cojones que lea la palabra de un tirón) y un ligero grado de dificultad para distinguir algunos matices de rojo y verde. Corren por ahí ciertos informes de la universidad de Palo Alto (California) que advierten de que los fabricantes de ropa y zapatillas deportivas, contratan a daltónicos para diseñar sus fabricados, el objetivo es que con retales de todos los colores diseñen ropa, ahorrándose así el precio de los rollos de tela. Si atendemos a los modelitos que vemos por la calle, no seria de extrañar, por una vez y sin que sirva de precedente, que el informe universitario yanqui tiene  visos de veracidad. Han pasado miles de años desde que el hombre de las cuevas del tajo los Vados, se vestía   con las pieles de los animales que cazaba, en aquellos tiempo no existían los mercadillos ni las tiendas donde la música chimpún, puesta a todo puño, te guían en la compra de  unas zapatillas que no se las desearías ni a tu peor enemigo. De la ropa cómoda hemos pasado a la ropa de no pensar, lo único  importante es la marca que lleva en el pecho, los fabricantes se gastan verdaderas fortunas en  campañas de publicidad agresivas, con el único objetivo de largar lo que ha fabricado el daltónico de turno, es lo que parece, no es lo que ves. Cuando te pones unas deportivas o una camiseta te estas poniendo a Ronaldo u a otro ídolo deportivo. Para que el tinglado funcione hay que estar cambiando constantemente el diseño, si no el invento se jode. Modelos de crecimiento perversos, asociados al consumo, el país depende de que tú cambies la camiseta de tu equipo todos los años, las zapatillas cada dieciséis meses y el chándal cada temporada. Tiempo de crisis donde el personal espera, agazapado, remontar para liarse a comprar y así procurarnos el tan ansiado maná del crecimiento económico. Algo no funciona en este razonamiento pues la crisis solo afecta a los compradores de chándal y zapatillas. El futbolista y el fabricante, siguen tan campantes el uno pegándole patadas al balón y haciendo anuncios, mientras que el otro cambia diseños cada cuarto de hora, sosteniendo la martingala monetaria, que algunos idiotas de alguna lustrosa universidad, estudiaran como el único modelo económico posible del futuro. Ante tanto despropósito solo se me ocurre una maldición peor que el vudú: ¨ Permita Dios que todo el parné se lo gasten en medecinas ¨  (medicinas, en motrileño).

No hay comentarios:

Publicar un comentario