Se repite el mismo patrón en
todos los casos de corrupción política: La negación mas absoluta, echarle la
culpa a los de enfrente y por supuesto hacer acto publico de catarsis
colectiva. El ultimo recurso y para demostrar el cambio de tendencia, proponer
un gran pacto anticorrupción. En realidad el objetivo es pasar el asalto malo,
con la esperanza de que en un golpe de
suerte, le estalle otro cipote a los de enfrente, aferrándose desesperadamente
al viejo aserto de que la mancha de una
mora, con otra verde se quita. La oposición trata de mantener flotando el olor
a mierda cuanto mas tiempo mejor, de esa manera el rédito es mas alto. Arrearle
al que esta caído es bueno para la causa, hacer añicos la figura contraria es
bueno para la salud del partido, jaleados por la parroquia propia , los
políticos que hasta hace diez minutos eran los últimos corruptos, sacan pecho
diciendo que lo suyo ya se ha borrado de la memoria, limpios como una
patena, dispuestos a probar suerte otra vez . Lo mas triste es que la
corrupción carece de patente, ha jalonado todas las épocas de nuestra
democracia, indistintamente de quien haya sido el agraciado (o desgraciado, segun se mire), a todos
les han salido granos en la cara. Para los que se toman la política como si fuera
fútbol son tiempos convulsos, los del partido al que le han ahorcado el
seis doble, se les pone un rictus agrio, adusto , caras de mala leche, devolviendo los comentarios con malos
modos, hablando de las vergüenzas del enemigo, intentando limitar el daño. Por el contrario, los hooligans contrarios, viven
en una especie de de orgasmo sectario, devorando todas las noticias sobre el
escándalo y felicitándose como si hubieran marcado un gol en los mundiales,
haciendo discursos incendiarios sobre la
honestidad, los que hasta hace cinco minutos estaban en la picota, ahora se han convertido en vengadores sociales. Las figuras del perdedor y del ganador, ses confunden, cambiandose los papeles en mitad
de la obra y sin embargo el guion permanece intacto, gracias al sectarismo de los partidos,
de tal manera que los que hace unos meses eran perdedores, ahora son ganadores
rampantes, no es que hayan cambiado, es que ha aparecido un nuevo escándalo en los oponentes. Con toda esta canalla tiene que bregar el currito de a pie a diario, sin control ninguno sobre la situación, con la moral por los
suelos, pero sin sorprenderse de nada (a todo se hace uno),sabe que detrás de
este lio vendrá otro, arrastrando los pies por la triste vereda de la resignación . Cuando cambie el viento, el pacto contra la corrupción y
el despilfarro, quedará varado en la playa de las declaraciones trileras una vez
mas. Allí lo habrá mandado una semifinal de Champion, un Madrid-Barcelona o un
Roland Garrós. Y es que nosotros, deportistas de élite, tenemos casi tantos como
chorizos.
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