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martes, 13 de septiembre de 2011

EL RETORNO DEL DISIDENTE

OPERACIÓN BIKINI INVERNAL

El verano esta dando las últimas boqueadas, lejos van quedando las fiestas y el jolgorio estival, solo nos resta el consuelo de echar el mes de septiembre en familia, recuperando las amistades dispersas por toda la geografía costera. En el retorno a las tareas cotidianas la gente sufre mucho, los psicólogos hablan del síndrome pos-vacacional. Existe otra versión de la historia, la que habla de los reencuentros entre los que habitamos el terruño, felices de recuperar a tanto parroquiano perdido entre un mar de forasteros. Estos tienen la rara habilidad de dictar moda y doctrina a los pobres habitantes de la costa. Al aproximarse el periodo estival, no es raro ver a la gente preocupada por que le entren las carnes el traje de baño, lo que vulgarmente, viene llamándose operación Bikini. En el mes de mayo la gente corre despavorida a los gimnasios, tratando de perder unos kilos de más. Normalmente el interfecto/a, utiliza el diminutivo para hablar de su problema de sobrepeso de tal manera que se refiere a su sobrepeso como ¨ Unos kilitos ¨ de más. Una de tantas paradojas que tiene el ser humano, cuando vas a comprar papas pides un Kilo bien despachado, pero cuando estas en el gimnasio el kilo tiene que ser de ochocientos gramos, vamos que los kilos te pueden hacer la vida amarga de dos maneras, según pese la báscula del gimnasio o la del supermercado. No es asunto baladí la pelea atlética contra la grasa, fuera aparte la dieta, si no es ya poco castigo la paliza al cuerpo, se le añade la dieta de un pajarillo recién nacido, lo que viene siendo el peso en comida de dos moscas y media. Si lo del gimnasio y el hambre dio sus frutos, el bikini de florecillas entró derechito, por el sitio ¡Que día tan feliz¡ luciendo un cuerpo serrano, tan castigado durante meses….y para celebrarlo, nada mejor que arrimarse una cerveza con tapa...u dos u las que encarten. El veinticinco de agosto, aquellas florecillas del bikini ya se han convertido en gladiolos inmensos, rotundos por el empuje de la carne, en franca expansión, acumulada en los sucesivos homenajes culinarios. No se ha perdonado ni una morcilla, chorizo al infierno, barbacoa, sardina ni nada que se le asemeje, la carne prieta se afloja, aguada de tanto caldo. Con tanto empuje carnal, se hace necesario recobrar los hábitos gimnásticos, vuelta a la penitencia gimnástica por enésima vez. La operación bikini invernal ha dado comienzo, los gimnasios a reventar, las cintas de andar cargadas de penitentes/as con la mirada perdida, como si fueran de romería a San Cayetano, bebiendo agua y andando, sin llegar a ningún sitio, pendientes a no perder el paso y dejarse los dientes pegados en el andador . La clases de aeróbic llenas hasta la bandera, gente apurada, esforzándose por entrar en la ropa del año anterior, inexplicablemente, de estar guardada ha encogido (es la versión mas extendida, no la oficial). Los bikinis y bañadores, ya duermen el sueño de los justos, guardados en un cajón, esperan pacientemente, su momento de gloria, allá por Semana santa del año que viene, cuando sus dueños lo vuelvan a sacar y se los prueben, entre bufidos de frustración, porque no les entran. Mientras andas en la cinta o haces flexiones recuerda: La ropa no encoge, nosotros ensanchamos. Es lo que hay.

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