San
Valentín Ton
Cuando hacen las cuentas los de
las tiendas de regalos, marcan en rojo la fecha: catorce de febrero día de los enamorados, día de pelotazo. Los
fabricantes de joyas tienen una cadena de montaje de corazones de distintos
pelajes y peajes, tratando de poner al alcance de cualquiera, la joya que va a
hacer triunfar al primo de turno. Las floristerías hacen acopio de rosas y
demás floripondios esperando que los arranques amorosos den para muchos ramos.
Mención aparte merecen los desgraciados/as que se han conocido hace poco y
están formalizando su relación por estos días, ahí tienen que echar el resto,
su primer baile, su primera cena, su primer beso, el primer kiki etc. Todo parece marchar según lo previsto,
pero llega el primer fielato de la relación, las semifinales de copa de
parejas, el ser o no ser de la relación. Como la cosa se tuerza, la
historia puede acabar en un lo que pudo ser y no fue. Cuantas
relaciones se han roto porque un listo ha dicho eso de: ¨Yo no creo que haya
que regalar en un día especifico¨ ¿Tú no
lo crees? Al día siguiente estabas solo, porque ella se había dado cuenta de
que solo te quería como amigo (esa es la
explicación oficial, la buena es que no te habías estirado). Así están las
cosas al pobre desgraciado se le
amontona el trabajo: Mira la economía que tiene y se tira a la calle para
remontar la primera crisis de una relación naciente. Desorientado y
preguntándose cómo ha llegado a esto, si hace dos días estaba tan apretado
contra la muchacha, agustico, mirándose a los ojos y pareciéndole que el tiempo
se había parado, intuye que si quiere pasar la eliminatoria, no queda otra que
regalar y pasar el trago como sea. Si
San Valentín levantara la cabeza le daba un flato: Aquel obispo que
casaba a jóvenes romanos a escondidas hacia el sigloIII, en contra del criterio
del emperador Claudio II (su teoría era que los soldados solteros hacían mejor
la guerra, en consecuencia prohibió el matrimonio a la milicia), siendo,
finalmente, martirizado por tal actividad. Aquel santo se ha convertido en
árbitro de una final de copa del amor, que como todas las finales, puede acabar
bien o como el rosario de la Aurora. Esta podría ser la versión masculina del
santo del amor, lo de las mujeres va por otros derroteros, los cuales no
adivinaría ningún hombre (ni el santo tiene cojones a entenderlas). El caso es
que los desgraciados que logran pasar indemnes el primer San Valentín han dado
pruebas de su capacidad amorosa, pero hete aquí que la historia se repite el
año siguiente y al otro y al otro. No se acaba nunca, la historia continua yo
he cumplido con la parienta treinta y cuatro Santos y todavía paso fatigas para
empatar, lo de la semifinal de copa acaba uno descubriendo, con el tiempo, no
dura ese día, te pasas la vida pasando eliminatorias por los pelos. Es la copa
de Europa del amor pero no es el la única competición que juegas, acuérdate del
día de la madre, mientras tus hijos son chicos también te pertenece (la copa de
la EUEFA) o que cualquier día sin venir a cuento te dan un susto sin verlas
venir. Una liga del amor que han implantado el Corte Inglés y todo el sector
del regalo. Como decía un castizo: Permita Dios que se lo gasten en MEDECINAS
(medicinas en lenguaje de aquí).