EL MARAVILLOSO INVENTO DEL DOCTOR BATTIPAGLIA
El insigne profesor Augusto
Battipaglia, después de muchos años de estudio en la prestigiosa universidad de
Atimis, ha logrado poner en práctica su famosa teoría. Dicha universidad y sus
mecenas, dotaron al famoso científico de los medios suficientes para construir
una maquina que hace posible medir el índice
de tontería al que puede llegar una persona. La ciencia que estudia las
tonterías de un individuo, ha sido definida por el sesudo profesor, como la
tontologia y su aplicación mecánica el Tontómetro. Así las cosas y no queriendo salir
del país para la construcción del aparato, Battipaglia buscó en la industria
nacional quien pudiera fabricar el invento. Finalmente, la prestigiosa fabrica
de maquinaria para heladería Carpeggiani, fue la elegida para de poner en
marcha un primer prototipo del
tontómetro, participando el bueno de Battipaglia en todo el proceso. El
artefacto, básicamente, es una especie de cubo acolchado de dos metros por
tres, con un sillón en el centro, una pantalla de televisión y un micrófono
para registrar las ocurrencias y una pequeña ventanilla a modo de mirilla para los que están afuera. El
individuo se sienta y comienza a decir sandeces conforme se le vayan
ocurriendo, una serie de cables pegados con ventosas por toda la cabeza, mandan
señales a un ordenador que interpreta, según una tabla de valores, si el
individuo es tonto o se lo hace. Hete aquí que después de unos meses de arduo
trabajo, comenzaron las primeras experiencias aplicadas. Al principio pidieron
voluntarios pero como por muy tonto que seas, nadie se hace a la idea, no hubo manera de encontrar a nadie, en vista de lo cual cogieron un
discurso televisivo del presidente de Venezuela
y lo enchufaron en directo al ordenador. Las alarmas se volvieron locas,
los fusibles saltaron y todas las luces del aparato se fundieron en cuanto
empezó el programa de Aló presidente. Después de varios meses de reparaciones y
ajustes, el artilugio se ha recuperado de la experiencia y ya esta, por fin,
disponible para quien quiera hacer uso de él. Battipaglia aconseja tener un
tontómetro por provincia y someter a todos los concejales a una revisión
periódica, para más tranquilidad de los ciudadanos. Ya están fabricando en
Carpeggiani un modelo superior para ministros y diputados, los de la fabrica lo
han bautizado como Detector de Ocurrencias de Luxe. Las dos maquinas están
especialmente recomendadas para
gobernantes que se olvidan de cobrarse sus impuestos, magos que hacen
reaparecer multas atrasadas de varios años, píllame-onces que se las dan de
salvadores de la patria, tíos con coletas iluminados financiados por una cadena de televisión y en
general esa multitud de tontos públicos que costeamos los contribuyentes a
fondo perdido (nunca mejor dicho). Mas de una vez teníamos que pasarnos
nosotros la maquina por gilipollas, aunque los modelos actuales se quedan cortos
en sus mediciones. Cuentan las malas lenguas que Battipaglia tenia concedido,
el año pasado, el premio Nobel pero un tonto interesado se atravesó y le
jodieron el día. La historia de nuestra vida, cuando todo va bien siempre
aparece un tonto que la fastidia.