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sábado, 4 de febrero de 2012

LA VIDA EN EL PARAMO


A cierta altitud, la vida se hace dura, en la zona andina y a partir de 2900 metros, el clima deja poco margen a la naturaleza, durante la noche el frío es extremo y de día tuerce a clima cálido, el paisaje es agreste y desolador, así son las cosas en el páramo . A pesar de la apretura climática, la fauna y la flora se han adaptado, logrando que el milagro de la vida remonte rotundo, sobreponiéndose a todos los inconvenientes. Tiempo de páramo vital nos esta tocando vivir, todo se pone en contra, el hombre de la calle se desayuna todos los días con noticias sociales y económicas aterradoras. Constantemente nos recuerdan que somos camarones, bailando entre corrientes extrañas, de origen desconocido. La atmósfera que respiramos se hace abrasadora, por la pura presión de los dramas familiares, nadie esta a salvo, ninguno es intocable. Páramo vital, territorio hostil, donde pugnan los buenos y malos sentimientos, las mejores y las peores acciones; lo mismo te encuentras alguien que comparte lo que tiene o algún cabrón que explota y abusa de los demás, el clima social se hace cada vez mas extremo. La sensación de abandono hace mella en la masa; aquellos artistas que despilfarraban el dinero han desaparecido, solares donde se amontonan los coches de lujo embargados, cementerio de sueños sobre ruedas, victimas de la glaciación económica . Los bancos , en su huida,queman territorio económico, tratando de salvar el culo (el suyo de él), los empleados y clientes que caigan en la retirada les importan un huevo. De toda la ruina, solo parece haber un culpable, el tipo de la calle, el resto son hermanitas de la caridad. Los sindicatos y asociaciones empresariales no han tenido nada que ver, el desempleo lo hemos creado nosotros, pobre muñecos de pin-pan-púm, al servicio de una oligarquía, propia del siglo XIX .Nuestros campos baldíos, son testigos del desastre al que nos arrastraron, animándonos a vender las tierras para apartamentos, de un turismo que ahora no tiene cojones ni de pagar la luz de la cochera. Pero los políticos insisten, no se cansan, venden la milonga del turismo como fuente de negocio. Cada vez que pueden meten cuña, esperan un pelotazo que nos suban los biorritmos, como los malos jugadores de lotería, tratando de remontar con la suerte de los tontos . En un país donde solo trabaja el 59 % de la población, nos va a costar trabajo llenar los puestos de atraque de la marina,que quieren construir en Motril, no quieren mirar las ya existentes, en ellas se dejan tirados los barcos, por falta de pago. Nunca debimos de abandonar nuestra vega y sus cultivos, una de las muchas razones que nos hacían parecer una república independiente, ahora transformada en reserva india, viviendo del subsidio. El dinero rápido convence a cualquiera, solo hay un problema: Lo mismo que viene....se va. La vida en el páramo es extrema pero curte a los supervivientes. Una tarde de esta semana, tomaba café en el Rex, pasó un grupo de chiquillos entre risas y alegre jolgorio que, por un momento, logró llenar la tarde de colorido, los gestos en la barra se aflojaron, todos los parroquianos sonreían. La esperanza es lo ultimo que se pierde, uno es de esos tontos que confían que la vida termina por triunfar en el páramo, amen.

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